Cada día es más indispensable utilizar tecnologías, pero el debate sobre las consecuencias de su uso no se produce o sucede con mucha lentitud. Mucha razón tiene Habermas cuando nos dice que nuestra vida y nuestros procesos de comunicación cotidianos están siendo colonizados por la lógica de la racionalidad científico-técnica.
Cuando pensamos en las nuevas tecnologías de información y comunicación, pensamos en su capacidad de adaptación para producir diversas soluciones, su capacidad de mediar en diversas actividades humanas y facilitar la realización de tareas, potenciando y otorgando beneficios a quienes las utilizan.
Sin embargo, la utilización de las tecnologías en el mundo real no es neutral, así como tampoco es neutral la producción científica y tecnológica. Las NTIC surgen y se desarrollan dentro de un marco constituido por el sistema tecnoeconómico y globalizado, es decir, un conjunto de empresas que financian la innovación y el cambio tecnológico para mantener su crecimiento económico y su competitividad en el mercado. Debido a esto, este sistema define las finalidades implícitas para la utilización de las tecnologías, que incluyen y excluyen usuarios y usos según la utilidad económica para el sistema, lo que quiere decir que el sistema nos quiere imponer tecnologías y quiere transformar nuestro uso de las tecnologías desde las necesidades que el propio mercado inventa y no de las necesidades de las personas; un claro ejemplo de esto es el mal diseño de Windows Vista, que genera enormes dificultades en muchos usuarios, y la imposibilidad práctica de adquirir alternativas.
Lamentablemente cuando utilizamos una tecnología incorporamos cultura y eso siempre trae efectos positivos o negativos sobre nuestras prácticas cotidianas y sobre nuestras expectativas sociales a largo plazo. Las tecnologías promovidas desde el sistema tecnoeconómico pueden generar dependencia. ¿Qué tecnología y cómo debemos utilizarla para no caer en este juego?
porque no podemos tener nececidades las personas